Manojo

El sábado he ido de campamento, no sola sino con el grupo Scout del que soy parte. Debo admitir que extrañaba la sensación de estar realmente lejos de casa.

El color y el olor del campo me llenan de vida, y he vuelto con más pilas cargadas de las que tenía antes de ir.

Es increíble cómo lo que te gusta hacer te libera, te apacigua y te nutre.

Por fin he terminado los exámenes, el campamento fue como el botón de oro a la semana más pesada de este mes y ha dado inicio a mi momento de relax total, al punto de que no sólo pude acampar, pude leer, dibujar, cantar y escribir.

¡Al fin pude seguir mi novela! Estaba desesperada, incómoda con la idea de que no la pueda continuar, pero el tiempo llegó y ya saqué el siguiente capítulo, que inesperadamente ha tomado un rumbo diferente al que imaginaba, pero me gusta más.

Hay que ponerle más salsa a esta idea, para que el sabor sea más fuerte.

Soy un poco cruel con mis lectores, siempre les dejo algún final misterioso, pero sé que el suspenso les gusta más que un simple indicio predecible.

Hasta yo estoy nerviosa por esperar el momento en que escriba el otro capítulo, estoy cada vez más cerca del final y me emociona demasiado.

Este post no es tan enriquecedor como los demás, es sólo un manojo de cosas que quería compartir, por lo que es enriquecedor para mí.

No puedo esperar a que termine el año y pueda descansar del todo en todo y dedicare sólo a lo que me gusta.