Posponiendo
- Réxica
- 9 nov 2016
- 2 Min. de lectura
Todos estos pocos días que no pude escribir fue porque decidí que podía hacerlo más tarde. Posponer es una de mis cualidades mas desarrolladas y, aunque muchas veces me trae satisfacciones, muchas veces me juega en contra.
Suelo posponer en estudios, trabajo, vida social y hasta emociones y pensamientos. Lo que más pospongo son mis emociones.
¿Por qué?
Bueno, la respuesta es muy sencilla: Porque soy muy cambiante. No de emociones, sino en decisiones relacionadas con ellas. A veces quiero dejar de lado a alguien, o acercar a otro. Confesar mis cosas negativas o positivas, pero siempre tengo miedo a arrepentirme en un futuro. Hay tantas cosas que quiero hacer, seguir haciendo o dejar de hacer, en las que no puedo elegir cual va a ser la decisión que menos me afecte.
Lo detesto.
La parte más fuerte es la que pasa en el futuro sobre las decisiones pasadas. Ahora resulta que lo que pospuse el año pasado me molesta no haberlo hecho, porque ya no creo poder.
Pero, al mismo tiempo, hay algo que quiero cambiar que no cambio por miedo a después quererlo de vuelta.
Tantas cosas que podría hacer el cerebro y yo lo uso para esta.
Lo que siempre me pasó con respecto a esto es que tengo un sexto sentido, más allá de todos esos cuentos del sexto sentido de una mujer. No, nada que ver.
Mi sexto sentido es saber qué va a pasar y con quién. No me pregunten cómo, pero hasta ahora nunca me he confundido con mis predicciones y se han cumplido al pie de la letra.
Llámenle brujería o ser vidente, pero no está tan bueno si nunca predigo el cuando.
Y es que es lo que más me importa, así podría organizar mis cosas sin andar creyendo que posponerlas hasta que sea el último momento sea lo correcto.

Aunque también es culpa de los involucrados, sean hombres o mujeres, podrían ser más directos con estas cosas ¿no? ¿O será que posponen emociones y pensamientos tal cual yo lo hago?
Es un constante manojos de caminos de los cuales conozco atajos para llegar más lento para evitar perderme. Pero caminar tanto me cansa el doble y tengo miedo de al final no tener más ganas de llegar y descansar en el conformismo.






Comentarios